lunes, 23 de mayo de 2011

Lluvia

Días en los que necesitas tranquilidad, en los que quieres evadirte, sentirte libre.
Días en los que no quieres pensar, tan solo dejar la mente en blanco.
Momentos en los que tan solo la lluvia te proporciona esa paz, su sonido, el tacto cuando roza tu piel. Esas gotas que poco a poco se deslizan sobre tu cara hasta la barbilla y caen desvaneciéndose. Como si con cada gota te quitaras un peso de encima. Como si sintieras que desaparecen por un instante.

Sabes que el sol acabará saliendo y que tendrás que enfrentarte a todos esos
problemas, que la lluvia no se los lleva.
Por un momento, por muy pequeño que sea, sientes que la lluvia los empequeñece, les quita importancia. Piensas que tal vez se olvidarán y no volverán.
Pero una vez sale el sol, tienes que afrontarlos, no puedes ocultarlos y esperar que una gota pueda esconderlos.







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Aquello no era lógico, era amor.

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