miércoles, 17 de octubre de 2012

¿Supersticiosa?


Cuando un grato negro se cruza a mi paso, no hay suficiente carretera, ¿verdad? No soy supersticiosa, quizá sean tonterías o manías, o una mezcla de ambas cosas, ¡qué se yo! Jamás paso bajo una escalera, es cuestión de supervivencia, ¿y si se te cae encima? mueres aplastada cual loncha de queso en un sándwich, una muerte bastante ridícula.

Típica situación, comida o cena familiar y siempre está el torpe de la familia que con el codo, con la mano, o con cualquier parte del cuerpo deja caer la sal, tan lentamente que  con un pequeño reflejo hubiéramos evitado la caída, ¡pero no! En ese momento todos los miembros de la mesa se miran, y yo cojo la sal y la tiro por mis hombros, tranquilamente, como si fuera un ritual normal.

Y hablando de mesas, a la hora de colocar los cubiertos deben estar siempre rectos, SIEMPRE. ¿Por qué? dicen que cruzarlos da mala suerte, blah blah, tonterías. La cosa funciona así, los cubiertos se ponen rectos porque quedan bien, porque las mesas se ponen así, ¿acaso tú pones el plato boca abajo? Sería de idiotas, ¿verdad? pues los cubiertos rectos, gracias.

Vas felizmente andando por la calle con tu pareja de la mano, sonrisas en la cara, el amor os invade, cuando de repente… ¡PAM! os encontráis con una farola, ¿qué hacemos? ¿qué no hacemos? Todo se complica, fin del mundo. Jamás suelto la mano ante una farola, ¿manía? ¡NO!, es comodidad, puesto que si te sueltas la mano, luego tienes que volver a cogerla. Es más divertido pasar los dos por el mismo lado, de esta manera la unión es permanente, ¿no? Pensarlo, para esas personas obsesivas y manipuladoras, os evitáis despegaros unos pequeños segundos de vuestra pareja, ¡de nada mundo! 

Coches fúnebres, los odio, tan largos, tan negros, espera espera, si, estoy hablando de coches, no nos desviemos del tema. Dan miedo, ¿no? siempre estará la duda de: ¿llevará a alguien dentro? Es siniestro, da "yuyu" ¿Qué por qué digo esto? Bien, siempre que veo un coche fúnebre en mi mente aparece una reacción: "tocar madera" En ese preciso momento, empiezo a buscar desesperadamente madera en el lugar donde me encuentro, ¿triste? si, pero debo encontrarla, como si me toca plantar un puto bosque al lado mío. Y ya si piso una mierda, ¡mejor que mejor!

¿Estoy loca?, quizá.




A mi manera.


Lo haremos a mi manera, poco a poco, dibujando tu cadera. Mirándote esa carita de niña buena que tanto me gusta, esa sonrisa perfecta que cada día me enamora. Tranquila, lo haremos a mi manera, suéltate el pelo, deja que lo acaricie como si fuera de seda, que me pierda en su olor como en un mar de rosas. Besar tu cuello  despacio, y notar como tu respiración se vuelve fuerte, y cada vez más fuerte. Entonces cogerte fuertemente la mano, más fuerte incluso. Y en ese preciso momento chocaría mis labios con los tuyos como si fuera un accidente deseado, como si fuera mi única pasión. ¿Y después?… Después te miraría a los ojos para que vieras el brillo que creas en mi, ese brillo que aparece al verte. No quiero parpadear, no quiero perderme un solo instante de tu belleza.

No es cuestión de tiempo, no importa la hora, ni el minuto, ni el segundo exacto, como tampoco importa el lugar, nada importa cuando me pierdo en ti. Escúchame, no tengas miedo, no puedo prometerte que todo salga bien, pero si un millón de sonrisas, de besos, de caricias, un millón de sensaciones. Lo haremos a mi manera, nos perderemos entre las sábanas.



Mi mayor deseo.



Aquello no era lógico, era amor.

Aquello no era lógico, era amor.