domingo, 27 de octubre de 2013

La vida, un desierto.


Es como aquél que camina por un desierto, sediento, cansado.
Tan solo quiere llegar a algún lugar, no sentirse abandonado.
Sed de realidad, añoranza de amor y dar todo por ilusión.
Él ignora el significado de querer, de sentir, del corazón.
Una persona incapaz de valorar una botella de agua,
porque un día por la espalda le clavaron una estaca.

Golpe tras golpe, caída tras caída,
sus fuerzas se desvanecían.
No quería sentir, ni amar siquiera,
y el rocío de sus ojos, ojalá muriera.

Caminaba y caminaba, y nada le llenaba.
 “Aprende a quererte”, le decía irritada.
El alba es sabia, sabe más de lo que cree,
más de lo que siente, más de lo que ve.

Más que un desierto, un infierno parecía.
No había salida, no existía la alegría.
Ya nada queda, ni la esperanza,
ni el buen camino alcanza.

Él, desesperado se sienta y pone sus manos en la cabeza.
Se decía: “No tengo fuerzas ni de flaqueza”.
Y sin más, aquél que todo pudo conseguir, perdió.
“El caminar no es sencillo “dijo el alba.
Su fuerza sin más murió, y sus ganas ardían.
Tan solo quedo el rocío en sus mejillas.


miércoles, 23 de octubre de 2013

Un recuerdo en el fondo del mar.

Sin darte cuenta ese día se convierte en el último. Una despedida un tanto esperada y a la vez inesperada o eso pensó. Sabías que esto iba a ocurrir, aunque siempre pensaste que un remedio iba a surgir. Ni un adiós, ni un que te vaya bien, todo tan rápido, tan fugaz como aquella estrella que ni un deseo te dejó formular. 
Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana, o en mi caso se cierra con llave y se echa al fondo del mar. La llave va descendiendo poco a poco mientras que tú cierras los ojos, y en esa caída respiras hondo. Todo irá bien.

Quizá se abra una ventana o aparezca una nueva llave más resplandeciente incluso que la primera. Una llave única e inigualable, como un objeto de coleccionista. Entonces la cogerás y abrirás una nueva puerta, el miedo, la curiosidad, y la incertidumbre te invadirán. Abrirás los ojos y pensarás: cuando  sea el momento daré el paso, tampoco hay que precipitarse, quizá aparezca una ráfaga de viento y me lleve contra la pared. Una vez más.
Trás todo esto queda el famoso recuerdo y aquél "lo vivido" del que tanto hablamos y a la vez repugnamos. Tan sólo algo permanecerá eternamente. Los textos, cada historia escrita en una hoja de papel, y como no aquella llave en el fondo del mar.
Una inspiración un tanto peculiar, algo alocada y sonriente. Aquella llave que mil alegrías y mil tristezas consiguió. En estos momentos, en el mar reposa esperando que alguien la recoja, y quien sabe, quizá ya lo hayan hecho.

Siempre quedará lo escrito, y aquél recuerdo en el fondo del mar.


Aquello no era lógico, era amor.

Aquello no era lógico, era amor.