martes, 25 de octubre de 2011

Quiero llegar a alcanzar el cielo.


Quiero alcanzar el cielo, aunque solo sea por un instante.
Quiero ser la persona que te haga reír con una sonrisa,
que te haga soñar con un abrazo y volar con un beso.
Quiero ser a quien acudas cuando estés mal, 
cuando no sepas que hacer y tan solo quieras llorar.
Quiero ser quien te despierte con un beso, 
y se abrace a ti hasta que salga el sol.
Quiero ser la primera persona que pienses al despertar, 
y la única que te haga soñar.
Quiero ser la persona que te cuide.
Quiero ser la causa de tus locuras y a tu lado llegar a las alturas.
Quiero respirar tu mismo aire y sentir tus latidos.
Quiero jamás caer al vacío, y abrazarte cuando tengas frío.

Jamás me rendiré, porque sé que puedo alcanzar el cielo, 
pero solo contigo.

lunes, 24 de octubre de 2011

Si sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces.

Anoche me paré a pensar en como nos comportamos algunas veces, como dejamos que un simple sentimiento por muy fuerte que sea nos haga sentirnos pequeños, diminutos, como un grano de arena en el desierto, nada. Me dí cuenta que muchas veces valemos más que tres palabras bonitas de vez en cuando, y un poco de atención cuando le plazca. Nos sentimos valorados por un instante, y luego tan solo se desvanece en un montón de dudas. Y llega tan puntual como siempre, la desilusión

No os dejeís engañar, si sabeís lo que valeís, id y conseguid lo que merecéis.

domingo, 23 de octubre de 2011

Una habitación cualquiera, un paraíso.


Una habitación, tan solo era eso.
Una cama, una mesita, una ventana, nada más.
Solamente hizo falta una noche, dos personas y un solo sentimiento.
Una noche cualquiera, la luna, las estrellas, el viento de otoño.
Dos personas conocidas, solo conocidas. Y ese sentimiento indescriptible.

¿Cómo un lugar tan típico y vació, pudo convertirse en un paraíso?


miércoles, 19 de octubre de 2011

¿Casualidad?

No soy una persona que crea plenamente en el destino, es más creo que las cosas no están escritas en un principio. Pero siento que esta vez si ha tenido algo que ver, no puede ser casualidad, no puede ser una coincidencia. Alguien o algo quiso que estuviéramos en el mismo lugar, el mismo día y la misma hora. Que en ese preciso momento no hiciera otra cosa, y estuviera allí. Esperando el instante exacto para girarme y verte. 
Entonces empecé a perder la cabeza por ti.

lunes, 17 de octubre de 2011

Tú siempre serás mi estrella.


Estrellas  que iluminan el cielo oscuro, por las cuales te pasarías horas y horas
tumbada en el suelo observándolas solamente.
Estrellas que inspiran, que decoran uno de los momentos de tu vida, tal vez el mejor.
Son ellas las que te regalan esa luz en las noches.
Tan solo tienes que mirar hacía arriba, y ahí están, puntuales como siempre.
Puede que tengas una preferida, la que más brille, o la más diferente, la más singular y maravillosa. Una estrella como ninguna, capaz de hacerte sonreír. 
Y si, esa será siempre tuya. 




Pero ¿sabes?, hay veces que no necesitas mirar 
al cielo para ver tu estrella.

jueves, 13 de octubre de 2011

Paraguas.


A veces, me paro a pensar y digo: “Ojala fuéramos como un paraguas”.
¿Qué por qué digo esto? Suena estúpido, lo sé, pero no es así.
Si realmente lo pensamos bien, cuando llueve y miramos a un paraguas, las gotas se deslizan por él, con tanta suavidad que apenas las percibimos bien.
También las hay que caen de golpe, y notamos un pequeño golpecito, apenas doloroso, pero ahí está. Tal vez, sigas sin encontrarle sentido a esto que estoy escribiendo, pero...




¿Y si ahora cambias las gotas por tus problemas?


Desaparece, sin más, sin dejar rastro.


Cuando un día sientes que tal vez hay algo aunque no lo parezca. Que tal vez pudiera surgir algo nuevo.
Palabras, momentos, mensajes, perdidas...
Suena insignificante, pero serán las cosas que más te llenen.
Tal vez una simple frase te diga lo que más deseas saber.
¿Ilusión?, si, es lo que sentimos.
Esa sensación de querer conseguirlo tal cual lo imaginamos.





Pero, la ilusión como un soplo de aire, desaparece.

martes, 11 de octubre de 2011

Como la inspiración, siempre llego tarde.


Tengo la sensación de que siempre llego tarde, de que siempre llego a destiempo. Momento indicado, lugar indicado, hora indicada. Para mi eso no existe. Tan solo un pequeño detalle, que pasa desapercibido, apenas se puede notar. Piensas, si hubiera llegado antes, si hubiera aparecido un tiempo antes, lo hubiera conseguido.
Sentirse estúpido al no lograr estar en ese preciso momento, en ese preciso instante, donde todo empezaría.

Sé que lo conseguiré, que un día llegaré a tiempo,
el lugar justo en el momento indicado.

lunes, 3 de octubre de 2011

Apuesta.

Todo era perfecto, un amor como ninguno, los dos nos queríamos, nada nos faltaba, creedme cuando digo que aquello era especial. 
Triste fue el día que me dijo que se tenía que mudar por el trabajo de su padre. Todavía me acuerdo del primer día que la vi, sentada en el banco que presencio nuestro primer beso, junto a ese árbol dónde todavía están nuestros nombres escritos. Si, pensareis que es estúpido, pero siempre que pasaba por ahí, sonreía como un loco. Un loco enamorado. 
Ella me miró, y corrió a abrazarme, nuestro primer abrazo, largo e intenso, como a mi me gustan, seguido del mejor beso de mi vida.
Antes de despedirnos, le regalé un collar en forma de estrella y detrás
había una inscripción: "Tú siempre serás mi estrella”.
Un año después, sentados en ese mismo banco, me dio la mala noticia.
A su padre le habían asignado un empleo en otra ciudad, y se tenían que mudar. En ese momento, mi corazón se paró.

Aposté con ella que nunca la olvidaría, que aunque cambiara de ciudad, aunque nos separen los kilómetros, yo siempre estaría a su lado. Para nosotros era más que una simple apuesta, más que un simple:
¿Qué te apuestas a que...?  Era mucho más que cruzar la meta en primera posición,y marcar gol o canasta. Más que un trofeo que consigues y colocas en la estantería, más que un logro….  Esto era mucho más.

Recuerdo que si yo ganaba y ella me había olvidado, el collar que le dí volvería a mi. En cambio, si ella ganaba, y yo la había olvidado, por muy imposible que pareciera, iría a su ciudad y me quedaría a su lado, para jamás sentir que la estaba olvidando.
Para jamás olvidarla.

domingo, 2 de octubre de 2011

La luna y el mar.

Allí estaba ella, tan brillante como siempre, espectadora de dos cuerpos fundidos en uno solo. Solamente la luna era capaz de admirar este amor. 
Únicas las dos almas que aquella noche se dejaron llevar por la brisa marina y el sonido de las olas. Nadie más podía entenderlo, nadie más lo apoyaba, nadie más lograba aceptarlo. 
Él, perdido en el silencio de sus curvas. Ella, guía del camino de sus manos.

Sus labios se rozaban, tan solo una milésima de segundo, sus manos cogidas con fuerza  como si nunca se quisieran separar.



Esa noche se prometieron al mar.

Aquello no era lógico, era amor.

Aquello no era lógico, era amor.