Le encantaba imaginarse que era un pirata y que vivía allí.
Decía que al amanecer zarpaba con su barco en busca de aventuras, y que al anochecer regresaba a su cabaña para escribir en un cuaderno las hazañas que había vivido ese día. Siempre soñó con encontrar algún tesoro, pero su madre le decía que el mejor tesoro no se haya en el mar, sino en la tierra.
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