Recuerdo que aquél hombre me preguntó si yo era adicto a algo, si por casualidad sería como él, si conseguiría entenderlo. Yo le dije que no, que las adicciones no eran buenas, que siempre acaban contigo y te cambian,te hacen ser quien no eres.
Tenía la mirada perdida, su adicción estaba empezando a apoderarse de su cuerpo, si no lo había hecho ya. Me dijo que si algún día llegara a sentirme adicto por algo, a no poder vivir sin ello, le entendería . Yo pensé que jamás caería en ello.
Ahora estoy buscando al hombre, para decirle que si, que soy adicto. Que no puedo vivir sin ella, que necesito sus besos, necesito su mirada, su olor, su respiración. No puedo estar a más de dos centímetros de ella, no puedo no tocar su piel, no puedo evitar echarla de menos cuando no esta conmigo .Quiero decirle, que le entiendo.
Que tenemos en común una adicción, pero hay algo que nos diferencia, ella no va a acabar conmigo.
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