miércoles, 17 de octubre de 2012

A mi manera.


Lo haremos a mi manera, poco a poco, dibujando tu cadera. Mirándote esa carita de niña buena que tanto me gusta, esa sonrisa perfecta que cada día me enamora. Tranquila, lo haremos a mi manera, suéltate el pelo, deja que lo acaricie como si fuera de seda, que me pierda en su olor como en un mar de rosas. Besar tu cuello  despacio, y notar como tu respiración se vuelve fuerte, y cada vez más fuerte. Entonces cogerte fuertemente la mano, más fuerte incluso. Y en ese preciso momento chocaría mis labios con los tuyos como si fuera un accidente deseado, como si fuera mi única pasión. ¿Y después?… Después te miraría a los ojos para que vieras el brillo que creas en mi, ese brillo que aparece al verte. No quiero parpadear, no quiero perderme un solo instante de tu belleza.

No es cuestión de tiempo, no importa la hora, ni el minuto, ni el segundo exacto, como tampoco importa el lugar, nada importa cuando me pierdo en ti. Escúchame, no tengas miedo, no puedo prometerte que todo salga bien, pero si un millón de sonrisas, de besos, de caricias, un millón de sensaciones. Lo haremos a mi manera, nos perderemos entre las sábanas.



Mi mayor deseo.



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Aquello no era lógico, era amor.

Aquello no era lógico, era amor.