Conforme
van pasando los años, los pequeños detalles te hacen ver grandes cosas que no
veías.
Y te das cuenta de
que la persona que más cree que vale la pena, acaba siendo quién no vale una
mierda. Que uno más uno no son siete, y que es pegarle a una
piedra y aparecen mil iguales. Te das cuenta de que la gente cambia, y que ya
nada volverá a ser como antes. Que no
siempre te va a tocar el mejor asiento en el cine, ni te gustará el final de la
película. Porque también existen los finales tristes, y no aquél “vivieron felices y comieron perdices”.
Somos
tan estúpidos que quien nos gusta no nos hace ni caso, y quien no nos gusta no
nos deja en paz. ¿Y quien sabe?, quizá nos estemos perdiendo una gran persona.
Que cuando hace frío queremos calor, y cuando
hace calor queremos frío. Siempre quejándonos de todo cuanto nos rodea. Nos
pasamos el día pidiendo algo inalcanzable sin ser capaces de cuidar lo que ya
tenemos. Que acabamos haciendo lo que
odiamos que nos hagan, y que no siempre todo es maravilloso. Que no siempre va
a ser tu mejor día, pero jamás pierdas tu sonrisa. Hay malas rachas, malos
días, meses, incluso años. El tiempo pasa, y a nadie espera.