jueves, 3 de abril de 2014

La esperanza de una flor.

Todo empezó en una bonita explanada verde, llena de flores que alegraban y llenaban de vida cada rincón. Con graciosos arbustos de diferentes formas y enormes árboles, lugares preferidos para el descanso de los animales. Este paraíso rebosaba paz y tranquilidad, no existía nada que rompiera esa armonía de inocencia.

De pronto y de manera inesperada el cielo se tiñó de negro. Los animales comenzaron a correr por todos los lados, asustados. Un enorme estruendo revistió aquél paraíso y lo llenó de oscuridad. Las flores temblaban con cada ráfaga de viento, algo malo se acercaba. La más bella de ellas habló con el cielo para que detuviera la destrucción. Éste juró que no la dañaría y ésta se calmó pensando que el dolor no la desgastaría. Entre tanta discusión la flor comenzó a perder su hermoso color, agotada ante la situación yacía en el césped incapaz de levantarse. No era la primera vez que esto ocurría, más de una vez habían intentado destruir su alegría.

La batalla terminó en desgracia, no os voy a mentir. Un rayo cayó en la flor y ésta finalmente se desvaneció.









La esperanza de no ser dañado cae, como las hojas en Otoño.

Aquello no era lógico, era amor.

Aquello no era lógico, era amor.