Tal vez las cosas ocurran por alguna razón, tal vez sea cosa del destino.
Que lo que ha pasado, tenía que pasar, que era algo que estaba escrito y no había manera de pasarlo por alto. Muchos creen en el destino, muchos otros dicen que todo es un cuento. Que en la vida las cosas hay que improvisarlas sobre la marcha, y que no hay nada escrito. Que solo es cuestión de vivir, y poco a poco van pasando cosas, vas viviendo momentos que crean ese camino, esa travesía a la que llamamos vida.
Nadie sabe lo que puede ocurrir mañana, tal vez sea tu mejor día o tal vez no. Puede que el ser humano tenga la necesidad de echarle la culpa al destino cuando sus vidas no funcionan del todo bien. Puede parecer la manera más sencilla de dejar atrás todos esos problemas y no mostrar esa fragilidad.
Pero si las cosas estuvieran escritas, si supiéramos de verdad como va a ser nuestra vida, no tendría emoción. No sentiríamos la necesidad de superarnos día a día, de enfrentarnos a la novedad, de sorprendernos, y de construir poco a poco ese camino.
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