sábado, 27 de agosto de 2011

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Mi madre, cuando yo era pequeño, me dijo que una mirada podría llegar a expresar mucho más que una simple palabra. Yo jamás llegue a creerla, pensaba que solo eran tonterías, y que no era cierto. Hoy, siento que ella tenía razón, como no, siempre la tiene. Os preguntareis, como he cambiado de opinión. Pues bien, os contaré mi historia. 

Ocurrió el lunes, era un día como otro cualquiera. Nunca pensé que al despertarme mi vida cambiaría por completo .Pero así fue. Aquél día hacia un frío horrible, no tenía ganas de pisar la calle. Pero sin más decidí coger mi abrigo y salir, si lo hubiera pensado detenidamente creo yo que no hubiera salido. Entonces tal vez mi madre nunca hubiera tenido razón. La calle estaba desierta, tan solo se oía el ruido de los coches. Recuerdo llegar a oír un frenazo brusco. Me aproximé para ver que había ocurrido. Una moto había chocado con un coche, y estaban los dos desplomados en el suelo. Rápidamente llamaron a una ambulancia y a la policía. 
En un abrir y cerrar de ojos, toda la calle estaba cortada. En ese mismo momento, recordé que a la vuelta de la esquina había otra cafetería, una pequeñita. Decidí ir allí, y probar suerte, ya que me habian impedido ir a mi habitual cafetería. Cuando llegué me senté en una mesa cerca de la ventana, parecia acogedor.

De pronto, noté como una suave brisa me acariciaba por un segundo. Olor a vainilla, lo reconocí perfectamente. Me giré para averiguar de donde provenía y entonces ocurrió. 
Nuestras miradas se cruzaron, y al mismo tiempo sentí como si mi corazón se parara y mi respiración se cortaba. Tenía unos preciosos ojos, verde como la lima y un ligero toque de color miel alrededor de la pupila. Eran más que perfectos. Sentí que expresaban sinceridad, timidez, alegría, y quien sabe, tal vez amor. Y en ese preciso momento, lo que yo pensaba que era una tontería se convirtió en una realidad. Algo tan real que podía sentirlo.

Y entonces, sin dudarlo, me levanté y fui a saludarla.

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Aquello no era lógico, era amor.

Aquello no era lógico, era amor.