miércoles, 17 de agosto de 2011

Sus labios.

Creo que jamás podré olvidarlos, los recuerdo cada mañana, cada noche.
No solo me acuerdo de sus labios, también de ella, de como se movía, de su forma de andar y de hablar. Pero su boca era especial, era perfecta, maravillosa, fascinante, fantástica...
Podéis pensar que estoy loco, pero me quedo corto.
Sus labios eran carnosos, rosa claro. Su sonrisa era inconfundible, capaz de alumbrar los días más oscuros con solo una risa .Me encantaba cuando antes de hablar se mojaba los labios. Tenía la manía de jugar con sus manos, perfilando cada detalle de su boca.
También se mordía el labio inferior, cuando estaba nerviosa e intranquila. 
Ver como sus labios se separaban y se volvían a juntar en cada palabra, como sin más creaban un perfecta sonrisa.


Tan solo hablando de sus labios podría escribir un libro entero, incluso más, pero creo que algo tan bello hay que verlo, admirarlo con nuestros propios ojos. 
Porque sus labios te dejan indiferente, impasible ante todo lo que te rodea.


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Aquello no era lógico, era amor.

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