Hay días que te juro que te mataría, días en los que no te aguanto y me creas dolor de cabeza. Y me entran unas ganas de dejarlo todo y mandarte a la mierda.
Pero ¿sabes?, no puedo, es superior a mí.
Porque también hay días en los que me sacas una sonrisa cuando no tengo ganas, cuando nadie puede conseguirlo. Tan solo con una de tus bromas me basta. Una manera sencilla de alegrarme el día y de tenerme feliz hasta que cae la noche. Porque me encanta tu voz, tu risa, incluso ese silencio cuando hablamos.
Tal vez me este volviendo loca, no me extrañaría. Pero en el fondo te odio, o eso creo...
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