Una
habitación, tan solo era eso.
Una
cama, una mesita, una ventana, nada más.
Solamente
hizo falta una noche, dos personas y un solo sentimiento.
Una
noche cualquiera, la luna, las estrellas, el viento de otoño.
Dos
personas conocidas, solo conocidas. Y ese sentimiento indescriptible.
¿Cómo
un lugar tan típico y vació, pudo convertirse en un paraíso?
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