Anoche me paré a pensar en como nos comportamos algunas veces, como dejamos que un simple sentimiento por muy fuerte que sea nos haga sentirnos pequeños, diminutos, como un grano de arena en el desierto, nada. Me dí cuenta que muchas veces valemos más que tres palabras bonitas de vez en cuando, y un poco de atención cuando le plazca. Nos sentimos valorados por un instante, y luego tan solo se desvanece en un montón de dudas. Y llega tan puntual como siempre, la desilusión.
No os dejeís engañar, si sabeís lo que valeís, id y conseguid lo que merecéis.
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