lunes, 2 de diciembre de 2013

Adiós.


Siempre he odiado la palabra “adiós”, siempre preferí un “hasta luego”. No soporto ver como algo se ha roto y no hay manera de unir esos trozos.
Esos momentos que quizá no fueron más que instantes en el tiempo, incapaces de reconstruirse y de continuar.
Supongo que lo mejor es dejarlo todo a un lado, todos y cada uno de esos textos que escribí.
Adiós inspiración, que te vaya todo bien, y que sonrías como nunca. Que al fin cumplas todos tus sueños, y tus lágrimas se conviertan en millones de sonrisas.
Esperaré a otra inspiración para escribir, no será igual, ni mejor ni peor, simplemente diferente. Quizá vuelva a recurrir al ayer, a aquello que me ayudó a escribir, o quizá no. Nunca se sabe. Ya solo me queda desearte suerte, esto se acabó, no hay que mirar atrás, sólo nos queda avanzar.

Inspiración.


La inspiración va y viene, es como una ráfaga de aire, te roza por unos segundos y se va, y vuelve rozándote una milésima de segundo. Vuelve, necesito más que un simple roce, más que una simple chispa, más que un ápice de locura. Llega a mi vida, enséñame, dame ganas, dame fuerza.
Todo era más fácil cuando estabas en mi vida, cuando solo necesitaba un papel y un boli, y nada más. Inspiración, no tardes en volver, mis palabras te extrañan, quizá demasiado. Me haces ser yo, haces que mis frases tengan sentido, sin ti, solo son letras confundidas en un mar de dudas.
Un mar que no cesa de revolverse, una y otra vez, intentando calmarse, pero no puede. Las olas descargan su rabia contra las rocas, están frustradas, tristes, decepcionadas. Se acerca una tormenta, e inspiración se desvanece. Cae la lluvia como si jamás el mar hubiera sentido una gota en su profundidad. ¿Dónde te escondes inspiración?, la tormenta no dura para siempre, vuelve a mi vera. Te necesito cerca.

Más cerca que nunca, pero esta vez no te vayas. No quiero perderte una vez más. Sé que podría aguantarlo, al fin y al cabo, la tormenta nunca desaparece del todo. Pero no quiero comprobarlo, te quiero a mi lado, inspiración. Eras dueña de mis noches, de mis madrugadas, de mis palabras…Cogeré todas y cada una de las estrellas del cielo, para poder escribirte tan solo una palabra, solo una, suficiente para hacerte sentir todo lo que quiero que sientas. Subirme a la escalera más alta del mundo, y coger la primera estrella, y bajarla. Entonces respirar, cerrar los ojos y volver a subir al cielo. Ya con todas las estrellas en mi mano, cerrarla muy fuerte y soplar.

Vuelve.



Aquello no era lógico, era amor.

Aquello no era lógico, era amor.