No
se puede comparar ni al sol más caliente, ni a la luna más brillante.
No
se puede comparar al sonido de las olas aunque sea relajante.
Tampoco
se puede comparar al mejor beso, o al mejor abrazo.
Ni
siquiera puedo compararlo al anochecer o amanecer más bello, en una playa,
sentada en la arena. Es algo aparte, totalmente distinto.
Creedme
cuando digo que la persona más preciosa del mundo, el momento más mágico, el
lugar más maravilloso, la joya más reluciente, la palabra más bonita, la frase
perfecta... No hay nada que se asemeje en lo mas mínimo. Dime
si serías capaz de comparar todo esto con una noche a su lado, con esa sonrisa
que se le pone en la cara sin ningún motivo, cuando estas a dos centímetros de
esa persona y ya te parece que está lejos. Cuando la miras a los ojos, y el
mundo se detiene.
Cuando te coge y te aprieta la mano con tanta fuerza, que te
sientes protegida. Cuando
ya todo lo demás, pasa a un segundo plano.
Ni
se me pasa por la cabeza imaginar compararlo a lo mejor que se puede tener o
sentir. Nada, absolutamente nada se le
puede comparar.
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