Es mecánico, quizá un poco ridículo, o estúpido. Instrucciones para sobrevivir, para
verte y no morir. Bueno, ¿Morir?, eso si que no, nada ni nadie merece
que tu boca se llene de palabras con lágrimas. Espera, espera, ¿por
qué escribes esto?, sabes que ni una línea
se merece, ¿no?. Siempre miras al cielo, te ríes y
piensas: “Está demasiado ocupada con su vida de
plastilina perfectamente moldeada”. O eso cree ella. Mientras tanto el boli y
el papel trazaran esa fina línea. ¿Qué que línea?, la del pasado y el presente. No tengas
miedo, sigue el compás, la claridad de la melodía.
Todo cambio conlleva un esfuerzo y un
primer paso al que llamaré: “Querer es poder”. ¿Os
suena?, no está nada mal como lema en la vida. Debes
querer levantarte y seguir caminando, que el tiempo a nadie espera y la vida se
acelera.
Escribiendo aprendí que
tras este primer paso no existen unas instrucciones por excelencia. Quizá un ápice
de voluntad, un boli y un papel, nada más.
Aún conservo un trozo de las mías:
- Cerrar los ojos y contener la respiración al
verla pasar, que al fin olvides su olor. No respirar cuando está
cerca, evitar mirarle a los ojos recordando su color.
-Cuando ella este en
frente, coger aire y contar once segundos, aguantar, y cuando se este yendo, soltar todo el aire de una vez,
solo una.
Una de ellas, la última
y más importante se me grabó a
fuego:
Sobre todo no recuerdes su sonrisa.
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